Enseñar a los niños en general a ser conscientes de que deben informar y dar a conocer a sus padres, familiares y maestros, si son victimas de abuso físico psicológico o sexual, así como de situaciones que observen en alguno de sus compañeros. Asegurarse de que comprendan:
Que todos los niños tienen derecho a que se respete su integridad. Nadie puede abusar de ellos física, psicológica ni sexualmente.
Que conozcan las actitudes y conductas que no deben permitir en sus relaciones con los iguales y con las personas adultas.
Que deben prepararse para afrontar conductas incómodas y las presiones del grupo.
Que procuren vivir una cultura pacifista y no violenta, y resalte la importancia de implicarse activamente en la política escolar anti-bullying.
Que las relaciones deben ser igualitarias, no de prepotencia ni de dominio o sumisión.
La importancia de romper el silencio.
Que los espectadores deben mostrar una actitud de interés y empatía por la víctima, en lugar de ponerse del lado del acosador.
Algunas de las manifestaciones recurrentes de violencia entre iguales son:
Agresiones físicas, tales como: pegar, empujar, patear y agredir con objetos.
Agresiones verbales: ofensas como los insultos y los apodos, por ejemplo: resaltar defectos físicos, menospreciar en público, criticar, entre otros.
Agresiones psicológicas: son aquellas acciones que dañan la autoestima del individuo y fomentan su sensación de temor. Por ejemplo: reírse de él o ella, ignorar, hacer sus gestos, contar mentiras, enviar notas hirientes y tratar de convencer a los demás para que no se relacionen con los otros.
Agresiones sociales: Aislar a la víctima del resto del grupo y compañeros. Por ejemplo: No dejarlo participar, excluirlo de actividades a propósito, ignorarlo completamente o incluso obligarlo a hacer cosas que no quiere.
Esconder, robar o dañar las pertenencias de las víctimas son también algunos modos del bullying. Con frecuencia estas manifestaciones aparecen de forma simultánea.
para que una situación de violencia se considere un acto de bullying requiere de tres actores: La víctima, el agresor y el espectador, y cada uno tiene características claramente identificadas:
La víctima es la persona que recibe y padece las agresiones. Suele ser personas tímidas o ensimismadas, que han vivido bajo la sobreprotección de los padres, por lo regular, son físicamente menos fuertes que sus agresores. El agresor es quien ejerce la violencia o el abuso sobre la víctima. Suele ser alguien físicamente fuerte, dominante, con conductas antisociales y con un grado de indolencia hacia todo.
El espectador es por lo general un compañero que observa los actos de intimidación que el agresor ejecuta hacía su víctima. Desempeña un papel importantísimo en la intimidación, ya que al reírse o minimizar el maltrato contribuye a que el agresor persista en sus actos. Su participación para solucionar el acoso es fundamental, ya que puede contener el abuso si evita fomentar o apoyar a las víctimas si denuncia las agresiones. Una de las estrategias más efectivas de reducir el hostigamiento es trabajar con el espectador.
La conducta de los niños y adolescentes está enormemente determinada por el ambiente en el cual se desarrollan, al estar en contacto cercano con factores que propician la violencia en la escuela y fuera de ella.
algunas causas que pueden generar conductas agresivas y violentas en los niños y adolescentes son:
Maltrato físico y psicológico en el hogar ( niños violentados que por aprendizaje se conducen a resolver los conflictos a través de la agresión física o verbal).
falta de capacidad para la empatía, bajo desarrollo de habilidades sociales.
baja autoestima.
Baja tolerancia a la frustración.
Falta de limites y reglas claras en el hogar.
Exaltación de modelos duros e imperantes en la familia y en la sociedad.
pobreza, problemas de delicuencia, violencia familiar o bajo nivel educativo.
Dificultad para controlar la agresividad.
Falta de afecto y cuidado.
Depresión.
Cultura machista y dominante.
Hiperactividad.
Fracaso escolar.
Estrés.
Presencia de armas en la casa.
Abandono y abuso.
Uso de alcohol u otras sustancias adictivas en la familia.
Identificación con modelos agresivos y rebeldes aprendidos a través de video juegos y medio de comunicación.
La mayor incidencia se produce entre los 12 y 14 años.
50% de los padres desconoce que sus hijos son víctimas de bullying.
67% de los padres se entera del problema de sus hijos a través de sus hijos, no de sus maestros o directores.
La CNDH informó que 40% de la población escolar de primaria y secundaria, tanto en instituciones públicas y privadas del país es víctima de bullying.
El bullying representa un riesgo para 18 millones 781 mil 875 niños que estudian primaria o secundaria, razón por la que la CNDH lleva a cabo un programa Nacional para abatirlo.
Las niñas son las más afectadas por este fenómeno, principalmente por la educación recibida y la idea de que son más débiles.
44% de los alumnos de educación básica están en situación de bullying, ya sea como abusadores, víctimas o espectadores.
El dato más lamentable es que en 2010, en el Distrito Federal, se suicidaron 190 adolescentes víctimas de acoso, según cifras de la fundación en movimiento.
Bullying es una palabra de origen inglés que significa intimidación. El bullying o acoso escolar se refiere a todas las actitudes agresivas, intencionadas y repetidas, adoptadas por uno o más en contra de uno u otros estudiantes.
Este fenómeno afecta a 7 de cada 10 niños en nuestro país, de acuerdo con el Estudio de la Secretaría General de la ONU sobre la violencia en México en contra de los niños. Además no distingue raza, sexo, religión ni posición social: ataca cada vez a mas temprana edad y ningún sector de la sociedad está libre de él.
Las cifras del Bullying en México van en ascenso y se agudiza a tal grado que nuestro país ya ocupa el primer lugar entre 23 países en mayor grado de violencia física, verbal, psicológica y social entre alumnos de educación básica, de acuerdo con el Estudio Internacional sobre Enseñanza y Aprendizaje realizado por la OCDE.
Según el Consejo Nacional para prevenir la Discriminación(CONAPRED) y la Comisión Nacional de los Derechos Humanos(CNDH), quienes sufren mayor discriminación en las escuelas son aquellos que pertenecen a los sectores índigenas, los pobres, los obesos, los que paceden alguna enfermedad crónica o discapacidad, los de lento aprendizaje o de coeficiente intelectual alto, o que no responden a los roles de género establecidos.
De acuerdo con los especialistas, este fenómeno ocaciona baja autoestima, estrés, transtornos físicos, el aislamiento total y el desarrollo de serios problemas emocionales que derivan, incluso, en el suicidio, por lo que recomiendad la importancia de una educación familiar cimentada en la transmición y práctica continua de valores y la sana convivencia.
Los casos de violencia dentro de las escuelas se han incrementado, y actualmente más de 3 mil 500 niños no quieren acudir a las aulas ante el temor de ser acosados y violentados por sus compañeros.